sábado, 23 de abril de 2011

CUANDO ME CUENTAS SECRETOS

Sombra al vuelo - imagen tomada de la red



Soy tantas...
como tantos rayos de sol
iluminan esta masa.

Me confunde
me ciega,
me acompaña
como un pesado grillete.

Casi nunca la registro,
salvo cuando me cuenta
los secretos de la noche.

Soy tantas...
como tantos rayos de sol
iluminan este cuerpo.


lunes, 18 de abril de 2011

HORIZONTE


Te veo allí...
Todavía te siento allí...
lejano pero vivo.
Extraño anhelo sobreviviente
de
ruinas laterales.

Y mientras aligero el sendero
de escombros ya gastados
y vetustos,
levanto la mirada
y
sigo viéndote allí...

Tan cálido...
tan real...
tan inalcanzable
-pareces-,
que la nocturnidad
esconde entre sus rocas
tus límites y tus contornos,
una noche más,
un día más.

Sucumbiendo
a otro precipitar del tiempo
ya añejo,
en las sombras de sábanas
apenas entreabiertas.

Sumergida en un entre sueño,
-frágil y persistente-,
ya no me queda otro destino
otro horizonte,
que el que dicta mi sangre latiendo
-sedienta y agitada-
en cada pisada agrietada.

Y peregrino a fuerza
de bocanadas de ilusiones,
en abrazos estirados hacia ti
-solo a tientas-
tratando de hallarte
antes de que el próximo anochecer
sea el último.




domingo, 10 de abril de 2011

UN CAFE ... UNA SILLA

Besa anhelos
en las letras en un libro,
-un cúmulo de papel y tinta negra-.
Un decantar
de minutos trastocados en siglos.

Trastocados en una espera
llena de veranos.
Llena de sudores llorando sobre el papel,
destiñendo argumentos,
borroneando historias.

Espera cargada
con el deseo de un cigarro
- ya no permitido-,
junto al café que entibiara su alma
durante racimos de tardes;
racimos de noches solitarias
desgranándose en
cada vuelta de página.

Ya su empobrecida cabellera luce
opacada,
sin color, sin perfume.

y
su rostro casi invisible-
-tras un vidrio cualquiera-,
se maquilla con lentes de aumento
y
como ritual
continúa besando letras...

Sólo cada tanto,
levanta su mirada resignada,
sabe que ella estará como siempre...
sencillamente vacía.



sábado, 9 de abril de 2011

GAME OVER




Hoy, las musas han estado jugando a esconderse y se mezclaron en un gran bolillero. Yo las fui sacando una a una - esperando con ansias completar una línea-, pero pronto me sorprendió un grito lejano que cantaba: "bingo".

GAME OVER

domingo, 3 de abril de 2011

NO SE SI ES LA LLUVIA



No se bien
si llueve o es tu sudor y el mío,
en este otoño
de silencios encontrados.
Entre sábanas carentes de relojes,
entre tu conocida desnudez,
y
el calor que emana de mi cuerpo,
ambos despertamos la mañana,
estáticamente adheridos,
abrazados a un sueño inconciliable,
pues el deseo atiza huracanes.

y

golpean las gotas
sobre el toldo metálico,
como latidos desbocados

y
te siento mover suavemente..
saboreando mi cuello,
mi pelo...
mi espalda.

Y
contengo el aliento,
-para provocarte, simulando dormir-,
para que deslices tu manos
como serpientes
enroscandose
en mis pechos hambrientos.

Quiero que seas tú
quien me invada lentamente con cada roce..
Quiero que seas tú
quien sabotee mi quietud,
desatando más tormenta,
más lluvia,
más relámpagos.

Quiero que seas

quien descontrole mis brazos
y mis piernas
,
para abarcarte repentina y salvajemente
enredarte en ellas
y
llevarte hacia
mis profundidades...
a cada una de ellas,
sin censuras...
sin límites
para ti mi amor.


Para sentir
tu sexo bravío,majestuoso,
apoderarse de mí
mil veces..
con la fuerza un rayo que
nos funda en gemidos
y
albores dormidos.



sábado, 2 de abril de 2011

PUENTE


Cuando quiso darse cuenta, se encontraba en medio de un paisaje abrumador.
Era caminante por naturaleza, fue así que llegó hasta esos páramos alejados de toda civilización, por lo menos reciente. Cómo rastro de la presencia del ser humano por esos lados, un viejo puente colgante marcaba el rumbo.
Se detuvo antes de ingresar a él. Lo primero que llamó su atención fue un sonido parecido al de tambores que provenía del otro lado del mismo. Los sonidos eran cíclicos y rítmicos y comenzaron a resonarle fuertemente en el pecho, como si fuesen los propios latidos de su corazón agitado.
Las maderas le decían en silencio, que ya eran muy viejas y tal vez estuvieran muy endebles. Las sogas, a su vez, miraban con cierto aire de superioridad, tal vez por no tener un espejo a mano y ver lo deshilachadas que se encontraban.

Dio marcha atrás, cargando consigo la misma mochila con la que había partido, la que también daba muestras de los años de desgaste, pero que sin duda alguna le había sido y le continuaba siendo fiel.
Entró en la choza que se hallaba casi oculta entre la tupida maleza. Era tan pequeña que no necesitó recorrerla, Federico, sólo echó un vistazo y con eso bastó para saber con lo que contaba.
El sol iba desapareciendo con gran rapidez, dejando sólo algún rayo que tenue, llegaba a iluminarla.
Alivianó su peso al sacarse la mochila y prontamente salió a buscar leña para encender en la pequeña salamandra- sin duda la noche sería larga y fría.
Ya no contaba con alimentos, en realidad hacía ya bastante tiempo que sólo comía de lo que iba encontrando en su camino. A veces, cuando algún río acompañaba su recorrido pescaba y en esos días, se producían sus grandes festines.
Prendió su sol de noche, compañero infaltable de todo el recorrido. Revisó los armarios quejumbrosos para corroborar que allí no había un sólo vestigio de algo comestible. Pero si halló con gran alegría una botella que aún conservaba un poco de wisky .
Encendió el fuego, estiró su manta en el piso polvoriento y de a pequeños sorbos fue bebiendo el tan añorado wisky. Lo saboreaba en la boca y se regocijaba sintiendo como al deslizarse por su garganta iba calentando su cuerpo.
No supo bien, si eran las sombras fantasmagóricas producto del fuego o sólo los las sombras despiertas por el alcohol, pero el terror lo invadió como hacía mucho tiempo no lo hacía. Como en un estado de ensoñación se despertó el sexo adormecido en su cuerpo, los anhelos lo acechaban sin piedad.

Las figuras ondulantes en las paredes le hablaban en un idioma que no lograba comprender y pensó, que aunque no entendía absolutamente nada, ésa era la respuesta a su búsqueda: debería atreverse a cruzar el puente.
Al despertar, sólo unas brazas ardientes quedaban en la salamandra.

Se miró a sí mismo y se sintió aliviado, vio que estaba completamente renovado, sus maderas ya no crujían y sus sogas estaban fuertes y bien anudadas.

En el Aire

¡Calla! Calla el silencio de rojo estrepitoso Calla como calla la estampida en la nube que por marte se pasea Calla a...