Deseo,
rojo deseo de tu nombre,
en el susurro
de un aliento
que aún no olvido.
Deseo,
alquimia de mi cuerpo
ante la
belleza de un espejo.
Y
en la distante medianoche
el resplandor
de tu voz
me recorre
como una melodía inaudible,
aquella que tú me enseñaste
en la distancia inexistente.
Fui
bella por ti,
tan frágil,
tan fuerte y ardiente.
Tan transparente
en mis opacidades...
y
aún así
nunca antes más yo...
nunca antes ni después
fui tan yo...
Simplemente yo..
Deseo,
rojo deseo de tu nombre,
en el susurro
de un aliento
que aún no olvido.
:)
ResponderEliminarQue alegría volver a leerte.
Y además con todo un poemazo.
Besos.
Gracias Torito !!! es que vos sos un toro bueno !! besos.
EliminarHola, Beatriz. Mi agradecimiento por tu presencia en el blog FUGACIDADES, antes y después de la partida de Ían Welden. Él era feliz con los comentarios y aportes que recibía. MUCHAS GRACIAS. Un fuerte abrazo.
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