domingo, 24 de enero de 2010

LAS DANZAS DEL ALMA

El aroma del teatro vacío le hechizaba, como si un aura mágica la hiciera flotar en quién sabe que fantasía. Tal vez algún personaje escondido en su interior salía a jugar en los tablones de madera.
Allí se transformaba en una pequeña actriz y bailarina que no conocía la verguenza, ni más temor o nerviosismo que el que pudiera sentir cualquier artista, antes de salir a escena.
Y uno podía verla interpretando la danza de la alegría y la libertad, con tanta gracia y felicidad que nadie, en su sano juicio, se hubiera atrevido a finalizar la función.
Ella disfrutaba de cada ensayo, de cada telón corriéndose para abrir las puertas de su alma, ansiosa de expresarse.
Y cuando ello ocurría y los reflectores encandilaban su vista, dejando a todo el teatro sumido en una gran oscuridad, sabía que ése era "su momento de luz".
Si, y yo... la veía tan feliz que no me hubiera atrevido... Pero como toda obra de teatro, en algún momento, debía termina.
La niña creció y ya no volvió a usar ni trajes de encajes con lentejuelas y canutillos ni sus zapatillas de baile, que quedaron bien guardadas en el estante de los sueños. Tampoco los reflectores volvieron a iluminarla. Pero ¿ quién podría acallar sus dotes artísticos?.
Ella trasladó su arte y siendo muy joven, inauguró el teatro mayor. Claro, fue pura improvisación, no tenía guión ni coreografía que la ayudara ¡ y eso que ya había formado toda una compañía!!. Sin embargo, sus ansias de danzar encontraron las formas de trazar sobre ese enorme escenario los pasos de una indefinida coreografía la cual iba corrigiendo, conforme transcurrían los años. ¡Cuántos moretones se habrá ganado en cada intento!!!, me nace una sonrisa cuando la imagino, protestando o llorando con cada caída o lo que para ella era algún fracaso, para luego levantarse y seguir... siempre seguir.
De vez en cuando, la observo y veo que su danza cada vez es más bella. Aunque su cuerpo ya no es el de esa niña, ni siquiera el de una mujer madura pero ágil. Sin embargo se la puede ver en su viejo jardín lleno de flores y enredaderas ¡y la veo feliz danzando el baile de la vida, lleno de ritmos étnicos y extraños! Alzando algunas veces la voz ¡Gruñéndole a su cuerpo de baile, cuando no siguen el ritmo según ella!! "ja, chicos rebeldes no más! - protesta. Y entonces, de algún lado indefinido, llega a sus oídos el gran aplauso!!! ¡ Ah, el aplauso! la mejor caricia que puede recibir un artista. Es en ese momento en que sus ojos brillan como entonces, con su corazón rodeado de un abrazo.

3 comentarios:

  1. Muy hermoso maaa!!!! Hay que dejar que el cuerpo ( hable), baile la danza del tiempo, del viento del universo!!! Que se exprese con naturalidad... porque eso es lo que vale... lo que sale a adentro!

    te quiero

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  2. Hola tocaya, creo que el que nos llamemos igual me ha hecho venir desde otro blog y, leerte me ha gustado. Yo, quería elegir algo que te hubiera gustado y no quería que fuera demasiado presente para que no parezca que te imito... Resumo, he llegado a este maravilloso relato y me he enamorado de varias frases y sobre todo de la metáfora que entraña. Te pido permiso para grabarlo y subirlo a mi blog con tu nombre y tu link para que lleguen hasta ti.
    En caso afirmativo dime como lo firmo para que no piensen que es mío.

    Encantada de conocerte, te mando un abrazo.

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  3. Bueno, pues ya lo publiqu'e, espero que te guste. La musica la eligio Ruth.
    Un besito

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