El cántaro
acalló su arrullo
Y
la tempestad rompió
en llanto,
rompió en silencio.
Sepultada en vida,
la pasión rasguñó la piel
buscando el aire
que encendiera el fuego.
Sepulcro de miedo
- tonto refugio -
convertido en mortaja ardiente...
Sobre él
hoy crecen madreselvas
y
su perfume sacude la tierra.
Impiadoso
el rocío de la madrugada
le devuelve su arrullo
en lágrimas.
siempre un gusto leer tus creaciones, Susana,
ResponderEliminarEl miedo suele ser un tonto refugio, donde pretender sepultar a la pasión, BELLÍSIMA IMAGEN
ResponderEliminar"rasguñó la piel buscando el aire/que encendiera el fuego" Me encantó. Muchos besos
Que pena da este poema...
ResponderEliminarUfffff, me llenó de tristeza.
Besos.
Si la tempestad no rompe, nos rompe por dentro.
ResponderEliminarQué triste que el miedo sepulte en vida.
Fue un placer leerte, una vez más.
Un abrazo enorme.
Es triste. Espero el renacimiento. Siempre.
ResponderEliminarUn beso grande!
Los refugios son para ponernos a salvo y los amores a veces son mas arriesgados, no quieren tanto cuidado, quieren vivir aunque sea bajo tierra y tapados por madreselvas, somos nosotros quienes ponemos el amor en un tonto refugio por miedo, por inseguridad, por vergüenza, etc.
ResponderEliminarEl amor si lo dejás solito, escarba con uñas y dientes y sale a sacudirse la tierra.
Me encantó este poema, besos!
Gracias Pato!!! has sido la visitante nº 8000!!! no lo puedo creer...igual no te ganaste nada ehhh jaja
ResponderEliminarEs una maravilla poder leer siempre tus poemas.
ResponderEliminarUn besico enorme
Profundas imágenes cargadas de tristeza nos regalas en estos versos. La imágenes que logras son de muy buena calidad. Te felicito.
ResponderEliminarQué movilizante... la verdad, cuando nos refugiamos en el miedo, creemos estar seguros pero es una trampa mortal!
ResponderEliminargracias por compartilo
cariños...
Es un poema triste y que crea cierta congoja pero ayuda a renacer...
ResponderEliminarUnplacer visitarte, siempre.
besos y abrazos querida Beatriz.
Así vamos durante muchos tramos del camino, sepultados en vida, amortajados sin darnos cuenta.
ResponderEliminarUn saludo.