ANALIZANDO QUESOS (¿mmm.... serán de temer?)

El queso debe tener alguna magia especial, ya no me quedan dudas. Es absolutamente multifunción.

Y a pesar de ser un alimento cuya existencia proviene de miles de años, el señor queso no pierde vigencia ya que muy habilmente ha sabido adapatarse a las nuevas costumbres y usos.

Reflexiono profundamente sobre la escencia del queso y me pongo a pensar, en que se debe sentir colmado de felicidad por satisfacer tantos deseos, algunos muy simples como saciar el hambre o brindar el calcio necesario al organismo de los seres humanos.

Pero él se jacta de tener un don especial, es un tipo de seducción misteriosa que produce en los paladares. Hay tantos tipos de quesos como paladares que aguardan degustarlos.

Y haciendo una superficial descripción de los distintos tipos existentes, se me viene a la mente,

los siguientes:

1. El queso dietético. Es absolutamente saludable, pero no dice nada, no le aporta sabor al paladar, termina resultando insulso y si uno continúa consumiéndolo es por necesidad, no por gusto.

2. El queso fresco o mantecoso. Este cuenta con un sabor más intenso que el anterior, pero en cuanto se lo expone a un poco de calor, termina derretido y si uno pretende consumirlo, se le queda pegoteado en la boca y en los dedos. En fin es cuestión de gustos e higiene.

3. El queso duro. Ya es otra cosa, uno planifica consumirlo, degustarlo, acompañándolo con alguna bebida alcohólica, de hecho suelen catarse vinos con él.

Dentro de este tipo de quesos, podemos encontrar una gama bastante amplia: están los que no son de muy buena calidad y lo único que tienen es cierta consistencia pero les falta sabor. Pero también los hay con distintos sabores y fragancias. Otros, tienen una alto grado de colesterol y terminan cayendo pesados y dañándonos. O por ejemplo el queso roquefort, queso podrido. Si lisa y llanamente podrido.... que también se consume y mucho!!!!.

También existen quesos picantitos que a uno le origina casi una adicción a ellos y es muy difícil resistirse a continuar saboreándolos, ja, hasta tal vez llegar a la constipación por ellos ¡pero que sabrosos que son !

4. El queso agujereado. Definitivamente mi preferido, el gruyere. Sí, porque con cada agujerito le brinda a uno un respiro ante tanta fogosidad de sabor. Ese agujerito... es símbolo del deseo no satisfecho que lo impulsa a uno a continuar la búsqueda de ese encantador placer.

Y por último:

5. El queso envenenado. Sí, existe- no es que se venda en los comercios ya envenenado-, en general se le coloca veneno con el objeto de liquidar a la pobre vícitma que cediendo a sus deseos más profundos lo devora, y finalmente termina totalmente fuera de combate.

(también se usa para cazar lauchas).