Te veo allí...
Todavía te siento allí...
lejano pero vivo.
Extraño anhelo sobreviviente
de
ruinas laterales.
Y mientras aligero el sendero
de escombros ya gastados
y vetustos,
levanto la mirada
y
sigo viéndote allí...
Tan cálido...
tan real...
tan inalcanzable
-pareces-,
que la nocturnidad
esconde entre sus rocas
tus límites y tus contornos,
una noche más,
un día más.
Sucumbiendo
a otro precipitar del tiempo
ya añejo,
en las sombras de sábanas
apenas entreabiertas.
Sumergida en un entre sueño,
-frágil y persistente-,
ya no me queda otro destino
otro horizonte,
que el que dicta mi sangre latiendo
-sedienta y agitada-
en cada pisada agrietada.
Y peregrino a fuerza
de bocanadas de ilusiones,
en abrazos estirados hacia ti
-solo a tientas-
tratando de hallarte
antes de que el próximo anochecer
sea el último.
Este poema lo ha escrito esa sangre que late.
ResponderEliminarBesos.
Bonito poema Bea,para esta mañana de martes.
ResponderEliminarUn besico
Encierras emociones contenidaS,
ResponderEliminarsaudade, añoranzas que no llegan
escuchar y no oir esas pisadas.
melancolía profunda en tu bello poema.
Un beso
Un camino esperanzado que busca un mañana, un día que sale al sol, un horizonte que puede tocarse con la mano.
ResponderEliminarBella sensación la que trasmite este poema.
Besos Su!
aunque creamos que no, nos esperan otros horizontes en esta gran escena...cuyo fin desconocemos.
ResponderEliminarhas roto el horizonte, con el poema a tientas, entre escombros de emociones que buscan màs allá de la noche otro amanecer. Abrazos Bea.
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