sábado, 3 de septiembre de 2011
CHOCOLATE
Tironeó con fuerza el envoltorio que lo separaba de la dulzura de ese chocolate. Desprendió una pequeña porción que rápidamente se llevó a la boca.
Su sabor invadió cada rincón, invadiendo con su aire entremezclado, los huecos de aquellos sentimientos acorralados en los espacios más vacíos que podía tener.
Y mientras caminaba las tres cuadras que lo separaban de su casa, el aireado chocolate le ensanchó los pulmones de ansiedades y tal vez esa sensación, que esquivaba con cierta frecuencia: la esperanza.
El pie derecho se elevó para apoyarse sobre el último cordón de vereda que le restaba por subir.
Sacó la llave de la casa, abrió la puerta y al hacerlo escuchó como siempre, a su pequeña perrita que con un ladrido, mezcla de llanto de alegría y emoción al escucharlo llegar, la recibía. Nada más podía escucharse dentro de su casa.
Subió las escaleras, con el sol todavía brillando en sus ojos. Acarició a la pequeña mascota con una sonrisa en su rostro. Colgó su campera, dejó su bolso y se sentó por unos minutos en el cómodo sillón del living.
Dejó caer su estremecida humanidad, de años, de canas, de arrugas amadas, en un mar marrón, en un almohadón dulce y caliente.
Respiró profundamente, soltando involuntariamente un tímido gemido, mientras de sus poros emanaban gotas también marrones.
En el eco del profundo silencio, un susurro brotó al recordar sus labios:" no sabes que soy como ese chocolate aireado, capaz de disolverme en ti, para darte todo, incluso mi aire."
El envoltorio yacía caído al costado del sillón y las insistentes lamidas de su perra sobre su rostro, lo despertó al tiempo que pudo escuchar: "Ya está servida la mesa, querido."
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Una vida de teatro.
ResponderEliminarRepresentando un papel que no siente.
Como tantas...
Besos.
Beatriz, un texto que me dejó un sabor de chocolate amargo... que es el que más me gusta, lo aclaro.
ResponderEliminarMe gustó la frase "arrugas amadas", algún día querría que las mías también lo fuesen.
Un beso enorme.
HD
Cuando se juntas los sentimientos con aroma a chocolate ¡¡¡no sé!!
ResponderEliminar""Estremecida humanidad de años"", realmente lo bordas ...y ese "mar marrón"...yasi despertar de su sueño..
¡Precioso!
Un beso
Sigamos "metamorfoseando", entonces. Disfruté la lectura de este relato, sobre todo porque "ya está servida la mesa querida". Fantástico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lapsus: "...servida la mesa, querida". Lo siento.
ResponderEliminarUn buen texto Beatriz, un placer leerte.
ResponderEliminaruna historia atrapante, que cautiva como el sabor del chocolate,
ResponderEliminarTORO: así es amigo... con esas caretas que pesan tanto!!! Gracias por estar presente siempre. Un abrazo grande!!
ResponderEliminarHUMBERTO: Gracias por tus palabras, me alegro que te haya gustado, a mi me gusta el chocolate dulce, pero estos finales están mejores. Gracias por estar con tus palabras presente.!!!
ANDRE: querido amigo, el chocolate, que se paladea suavemente como una caricia no? jaja..... Un abrazo enorme!!!!
JULIO: me encantan las metamorfoseadas jajaja.... gracias por tu presencia, me alegro que lo hayas disfrutado y no hay drama, no hay nada que disculpar. Eso si, ¿cuál es el menú? ...
Un abrazo!!!
MISTRAL: Gracias por leerme, te mando un abrazo grande!!!
MARIO: me alegro mucho que te haya resultado atrapante, eso es lo que pretendí... voy tratando de aprender y crecer un poquito más en esto que es el escribir. Un abrazo grande!!!
Muy bueno...lo expresaste mejor que yo la realidad matrimonial. Besos mil.
ResponderEliminarGracias Muchita!!! casi veinte años de matrimonio y un divorcio fueron mi escuela... cualquiera puede ser el que esté sentado en ese sillón, saboreando algún otro chocolate en algún sueño no?
ResponderEliminarPrecioso texto, tocaya, me ha gustado particularmente.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Estremece de dulzura tu texto... me encantó ese final. Un beso
ResponderEliminarHay chocolates amargos para corazones hambrientos de dulzura y existen chocolates dulces para corazones amargos...cual de los dos necesitare yo?,pues de puro goloso creo que los dos....
ResponderEliminarDelicioso texto.
Buen provecho.
Besos desde Montevideo.
Me ha gustado mucho mi querida Beatriz, cuanta verdad ...
ResponderEliminarG R A C I A S , por tus palabras con mi corazon en la mano te doy un fuerte abrazo
No te olvido amiga bella
Yo creo que él soñaba con una dulzura que no tenía, con una mesa servida que en realidad era un papel tirado en el piso.
ResponderEliminarMuy sugestivo el relato Su, me lo leí de arriba abajo y de abajo arriba, y sigo sintiendo que la dulzura estaba bajo el chocolate, adentro, muy adentro del corazón de ese hombre solitario.
Besos!!
HERMOSO. ESA FRASE FINAL ME DESPERTÓ UNA SONRISA.
ResponderEliminarMUY BIEN NARRADO, CON SABOR A CHOCOLATE.
MARIAROSA
Sin chocolate no hay vida ni sueños..lo envolvente no es el papel es la ilusión de desenvolver..
ResponderEliminarBesotes desde la orilla marrón