Alejandro tiene la costumbre de mirarse al espejo bien profundamente a los ojos, intentando reconocer la chispa y ese brillo que de niño solía tener; hasta que su barba le grita en la palma de su mano que debería abrir el botiquín y sacar su maquinita de afeitar y proceder con el ritual de casi todas las mañanas. Luego el resto de cabello canoso que aún le queda, le recuerda implacable que debe ocuparse de él. A esa altura, ya sin mirar tan fijamente al espejo. La imagen lo asusta un poco.
De fondo escucha los ruidos de la casa, aquellos de todos los días. Las voces de sus hijos Federico y Sabrina, -preparándose para ir a trabajar- y tal vez, también el ladrido de la perra, la pequeña Chichu, que tanto quiere. Sin embargo, el baño se convierte una vez más, en un gran salón ,cuyo amplio ventanal mira hacia un gran océano. Late en el recinto un mortal vacío, que sólo es roto por la presencia de Alejandro. Una melodía romántica suena desde alguna parte,mientras él gira y gira en el centro mismo del salón.
Como siempre, llegaría a la oficina con una sonrisa en su rostro, un saludo amable, y el corazón aliviado.
Por fin volvía a ser lunes.
La liberación de la cárcel familiar.
ResponderEliminarMe parece que hay muchos presos igual que él.
Besos.
y Sin embargo a mí , me parece un hombre que hace lo que todos los hombres vive ,porque la vida también es así , mirarse en el espejo, y escuchar todos los sonidos que "son suyos".
ResponderEliminarUn beso
mm...
ResponderEliminarque dificil en algunos casos la realidad...
Besos mil.
Me gusta la imagen que vi de Alejandro bailando su propia música, su canción, su mirada al otro lado del espejo, su ventana al mar, me recuerda el relato de un amigo que hablaba sobre la misma idea, me impresionó, porque no lo has leído pues cerró su blog y has escrito casi como si miraran lo mismo.
ResponderEliminarAluciné!
Besos Su =)
De la cárcel familiar..a la cárcel de trabajo..con cancerberos mas crueles...no si antes pasar por los patios llenos de inconscientes de las calles saturadas..
ResponderEliminarHay gente que aborrece los lunes..uno soy yo..pero tengo que hacer de preso..de lunes a lunes...
Besote desde mi orilla floreciente..palpitante.única..celeste hasta en el corazón!!!
A veces la cárcel la formamos nosotros mismos, concediendo y tolerando demasiado.
ResponderEliminarBuen texto.
mariarosa
El trabajo marca el tiempo de liberación. Duro, pero muy común en estos tiempos. Es sólo cambiar de rutinas. Excelente post. Un abrazo.
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