El desértico aguacero me acercó tu nota
-mezcla de olivos despiertos-
y un exilio inexplicable.
Junté hojas de sabios alerces,
algún cardo de recuerdo,
y un nido de hornero
donde apenas empaque mi niñez.
El desértico aguacero
trajo en sus áridos alientos,
la voz de una espina solitaria
que implacable me ordenó marchar.
Marchar a una tierra de los inmigrantes que no viajan,
-monasterio inmaculado-
alimentándome de arena de cálida playa.
Y del exilio nada...¡nada quedó!
fui la inmigrante en mi propia playa
y fui inmigrante
-en mis tierras fértiles-
que el desértico aguacero acercara hasta mi orilla.
------------------------------------------------
ResponderEliminarLa inmigrante de tu propia playa...qué belleza!!
ResponderEliminary ahora has crecido...y eres más tú misma y por ello poeta y por ello sintonizamos*
Un abrazo...
Exiliada en tu propia playa como alguien que escapa a hurtadillas y recorre el desértico viaje interior que un insolente aguacero propició tal desconsuelo.
ResponderEliminarBesos
(tienes mucho talento,de verás)
¡¡Qué buen poema Su!!
ResponderEliminarQué fuerte ser inmigrante en tu propia tierra, en tu playa, en tus costas, en esa costa interior y fertil que te aflora en las manos.
Besos, me quedo con el poema!
Todo un placer volver por tu espacio y descubrir tu versos..
ResponderEliminarDespués de un tiempo muy largo de ausencia, regreso para disfrutar de tu blog...
Un abrazo
Con mis
Saludos fraternos de siempre..
Que tengas un bello fin de semana...
cuantas veces sucede, un desértico aguacero, puede traer el recuerdo de la niñez empacada en un nido de hornero.saludos fue un placer leerte
ResponderEliminarque bella forma de ser inmigrante. cuanto espíritu, nostalgia y corazón, encierran tus poemas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Bea: En "Escapando hacia Mi".Se intuyen emociones que han dejado huella. El recuerdo es la constancia de lo bueno, regular y lo malo... pero todo ello bien mezclado se hace el gazpacho digerible y nos aporta la flexibilidad para saltar a campos de paz, alegría y bienestar.
ResponderEliminarBiquiños.
Si quieres puedes pasar por mi blog y te llevas un dadget de "Yo amo a los animales"
Aquellos años duros que botas pisoteaban nuestra felicidad..aquellas hordas hicieron emigrantes del mundo.. otros quedamos mirando la tierra..mordiendo el polvo de la indecencia..soportamos la noche mas larga..prendido a nuestros sueños..la guerra se hizo mas fria y mas sucia..arrastrábamos cadenas..que ya nadie queria.. pero todo encuentra su camino..y el Sur volvió despejado..libre..y hoy son solo resabios de miedo..que ya no volverán..y el alma sigue sin encontrar la paz..de por qué nos pasó...
ResponderEliminarUna poesía clara y potente..me alegro conocerte
Saludos desde mi Montevideo
Hola Betisu, cautivante y reaflexivo tu maravilloso poema.Gracias por dejar tus huellas en mi blog.Leí tu poema el jueves en mi programa de radio y gustó mucho.
ResponderEliminarBesos grandes y hermosa semana
Raquel
Creo que todos deberiamos habitar nuestras propias playas que son, en definitiva las mejores...es bueno escaparse, y lo mejor de todo es encontrarse consigo mismo. Bonito poema, un saludo!
ResponderEliminarCuando uno escapa hacia sí mismo, no encuentra lugar donde esconderse. Ese confluir en un punto que nos habilita a vivir, a encontrarnos y a querernos, es el mensaje encubierto que nos regala la vida.
ResponderEliminarHermoso poema, Beatriz, con imágenes que nos evocan nuestra propia huida.
Un besote.