domingo, 7 de agosto de 2011

SUPERMARKET


Reconozco que era un poco tarde y ya estaba por cerrar el hipermercado. Pero tratando de apurarme lo máximo posible, recorrí a paso acelerado entre las góndolas intentando localizar la que estaba necesitando.

Comencé a desesperarme cuando por los alto parlantes comenzaron a anunciar que estaban cerrando y que por favor fueran acercándose a las cajas.

En uno de los pasillos me encontré con una persona de seguridad interna y le pedí por favor que me diera unos minutos más. Debe haber visto mi rostro de desolación, ya que sólo atinó a esbozar una sonrisa, a la vez que con su brazo hizo un gesto de que continuara.

Las luces iban apagándose de atrás hacia adelante y cuando ya no quedaba nadie más, tuve que retirarme.

Era aún más tarde y hacía más frío todavía, cuando ya convencida me fui sabiendo que allí no existían las góndolas de los abrazos.


9 comentarios:

  1. Ni allí ni fuera tampoco.
    Los únicos abrazos que hay son los de la tristeza.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Los abrazos no se venden, Su, se regalan.

    En casa los hay a montones, aunque a veces, están escondidos y tienes que darlos tú primero, para que los demás se den cuenta de que los necesitas.
    Te mando un abrazo GIGANTE.

    ResponderEliminar
  3. En esas góndolas no se encuentran los abrazos ,
    pero estás en el momento adecuado, estate alerta y verás cuantos momentos de felicidad pasan incluso en un hipermercado.
    Un beso

    ResponderEliminar
  4. Esos no se venden en ningún lado, mi querida Beatriz. Hermoso relato.

    mariarosa

    ResponderEliminar
  5. Es verdad...
    un abrazo...
    ¿cuanto cuesta?
    Debería ser gratis.

    Besos mil.

    ResponderEliminar
  6. en los hyper no se encuentra de esos.. tampoco los besos o las palabras que uno necesita a veces.

    ResponderEliminar
  7. y tal vez esa demora, la desesperación de última hora, buscaron escapismo.

    ResponderEliminar
  8. Y en no habiéndolos en ninguna parte, un hipermercado pudiera haber sido una posibilidad pero, estamos cerrando, el fabricante no los manda y además ¡todos queremos irnos a nuestras casas, FUERA!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Has entrado en La Caja, cuéntame lo que encontraste, déjame tu huella, quedará guardada.

En el Aire

¡Calla! Calla el silencio de rojo estrepitoso Calla como calla la estampida en la nube que por marte se pasea Calla a...