Comenzaron los cortes de luz y de pronto me hallé dentro de La Caja de Pandora, cuya tapa se había cerrado, tal vez por efecto de una pequeña ráfaga de viento.
El calor se hizo aún más insoportable y mi cuerpo fue mutando, como si la lectura de LA METAMORFOSIS, se hubiese encarnado en mi ADN.
Me hallaba sofocada ahí adentro, y poco a poco me fui convirtiendo en una masa gelatinosa que se pegoteaba en cada una de las cosas que allí se encontraban.
Encontré un sobre, en realidad supuse que era el sobre de una carta, ya que no lograba ver nada. Un algo me dijo que me alejara de ella, ya que contenía secretos que era mucho mejor dejar de lado. Sin embargo, por más que con muchísima intensidad quise despegarme, él se encontraba adherido a mi masa corporal, como si alguien lo hubiera pegado con pegamento rápido. Hice distintas contorciones, aún chocándome con los diversos objetos que ahí se encontraban, pero no obtuve un buen resultado.
Casi resignada, me pregunté por qué me había metido dentro de la bendita o maldita Caja: ¿qué necesidad tenía?... en mi impotencia me respondí, que ninguna: que había sido una decisión estúpida ya que por lo menos afuera, tendría el reflejo del sol o el de la luna y si bien no había luz, alguna brisa podría haberme refrescado.
Mi estado corporal era absolutamente pegajoso, por lo que quedaba adherida a cualquier objeto que allí se encontrara y eso en realidad era lo que menos quería: ¡por eso los había guardado allí, bien a resguardo! En una de las contorciones que realicé para tratar de zafarme de ellas, levanté la tapa sin querer. Ahora tenía la posibilidad de salir. Una suave ráfaga de aire alivió mis pulmones y salte, casi como huyendo.
Aún sintiéndome muy pegajosa, me fui a lavar la cara - ya había regresado la luz - y para mi sorpresa en el espejo del baño vi el reflejo de cientos de escritos, cartas, documentos, fotos que se habían quedado pegados en mi.
Me daré una ducha, pensé, con eso se tendrán que desprender Y así lo hice, pero para mi sorpresa, por más que refregara o tratara de arrancarlos, ellos no cedían para nada.
La angustia comenzó a carcomerme, ya que al día siguiente tendría que ir a trabajar y desde ya que no podía ir en ese estado. También pensé en ir a la guardia de un hospital, pero seguro me tomarían por una loca que se pegó todo eso en su cuerpo y terminaría internada en un manicomio. Así que descarté esa idea.
No quedaba mucho por hacer, más que tratar de relajarme y dejar que alguna solución apareciera milagrosamente. Me preparé unos mates y me senté frente a la computadora, para tratar de distraerme jugando a algo. Pero los papeles, anudaron mis brazos, formando entre sí una larga soga entramada.
- Ya está - gritó uno de ellos.
Y ahí los otros fueron tomando forma de manos y no tengo idea de cómo, pero prendieron la compu y abrieron el Word y comenzaron a escribir y a escribir. Cuando uno terminaba le dejaba el turno a otro.
Yo trataba de preguntarles qué estaban haciendo, pero ninguno me respondía, mientras yo sufría el sentirme rehén de ellos.
No puedo determinar exactamente, cuántas horas estuve así, pero, a medida que transcurría el tiempo, aquellos papeles que ya habían escrito lo suyo, dejaban de tener forma de manos y cómo si fueran avioncitos, de esos que uno armaba con hojas de carpeta, salían volando para meterse dentro de la caja nuevamente.
Al cabo de toda la tarde y con ese ritual, repitiéndose una y otra vez, mi cuerpo había logrado retornar a su contextura normal.
Hice doble clic y vi que habían dejado unos cuantos comentarios felicitándome. Me reí muchísimo... porque en realidad.... yo no había escrito nada.
Y se fueron volando los avioncitos de papel?
ResponderEliminarque cosas!! Bonito.
Besos
Beatriz, tengo una caja de Pandora, tendré mucho cuidado en no abrirla, no me vaya a suceder lo mismo que a ti. Mira que ya me imagino pegoteada de papeles y más encima con personalidad propia, jaja...
ResponderEliminarMe gustó el cuento, buena forma de prepararnos para el año nuevo.
Un beso querida amiga. ¡Feliz año nuevo!.
Me encantó....!
ResponderEliminarMuy dulce historia...
Felicitaciones... (una más...) ;)
Que imaginación tan prodigiosa.
ResponderEliminarMe encanta.
Besos.
Hola Beatriz, me encantó este relato, parece sacado de un sueño o de una pesadilla (no es raro ya que mencionàs a Kafka)me quedé adherida a las palabras como si ellas fuesen ese cuerpo gelatinoso. Un beso grande y felicidades
ResponderEliminarTranscurre el tiempo y esa caja no deja de traernos sorpresas, pero este mundo no hubiera sido como es si Pandora no la hubiese abierto, seguro que todo habría sido muy aburrido.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha gustado mucho tu relato Bea y aprovecho de paso para desearte un Feliz y Próspero 2011.
ResponderEliminarUn besico
Brindaré, por el ayer, por el hoy, por el mañana.
ResponderEliminarA beber y a perdonar, para olvidar,
las malas rachas.
Como no pasar y desearte un AÑO NUEVO REPLETO DE COSAS NUEVAS .......TODO NUEVO ....
No he pasado a visitarte porque no estoy en casa , no hay señal en las cabañas dobde me encuentro pero hoy bajamos al pueblo y pude pescar una señal para deserarles a todos un FELIZ AÑO , cuando regrese a casa vengo a leerte querida muy querida Bety
MUCHOS BESOSS y cada uva a las 12 pidamos un AÑO NUEVO LLENO DE LUZ
Cierra los ojos.. piensa en todo lo que te hizo sonreír en el año que termina y olvídate de lo demás...
ResponderEliminarOjalá esas sonrisas se te multipliquen para el 2011.
Feliz año!! Desde el sur..a ti y a todos tus amigos que comparten tu espacio.
Beatriz , con el año a la vuelta de la esquina , contento por haberte conocido y poder seguir disfrutando de esta tu casa. Te deseo lo más plus para ti y todos los que amas.
ResponderEliminarPaz y Bien.
un beso