martes, 29 de agosto de 2017

El Niño sin espejo


El niño miró desde abajo y no halló el espejo. Unos ríos rojizos surcaban sus globos oculares y la voz estridente ni siquiera era dirigida hacia él.
Creo que le preguntó al lápiz qué podía decirle y el lápiz le contó cuentos en dibujos hermosos, más no le habló de nada más. Luego con el tiempo, le preguntó a viejos aparatos si podía desarmarlos para poder volverlos a armar y ellos le dieron su permiso, pero por más que intentó, ninguno logró funcionar nuevamente.
Siempre inquieto continuó buscando un espejo y alguien le presentó una guitarra y se hizo amiga de ella, confidentes inseparables. Aveces sus conversaciones se escuchaban desde toda la casa y muchas de esas ocasiones hasta parecía que discutían.
Pronto aprendió que las paredes y las puertas podían ser su acallada voz... ¿dónde estará mi espejo?... decía en su singular idioma.
Sin embargo había unos ojos que lo observaban, pero no eran su espejo y tampoco codificaban su idioma.
Así el silencio se volvió estruendo en medio del estruendo.
Sus hermanas se debatían en la supervivencia de un combate camuflado de rituales de cuatro paredes, mientras su madre intentaba atajar los serpenteantes pensamientos disparados como arma letales y los brazos que se abalanzaban sobre las ellas y también sobre sí misma.
El niño creció sin su espejo, sin la palabra calma y contenedora, pues la guerra estaba planteada y él ni siquiera era objetivo en ella.
Ya hombre, el niño llora desde lo más profundo en un intento de acallar el torrente de soledad que aveces surca por sus ojos mientras confiesa ante su madre, que no se sintió alguien.
El hombre busca entre sus escombros los mejores restos de lápices,viejos aparatos y aún sigue con su mejor amiga. 
El hombre descubrió a una mujer mayor, bastante achacada por su historia pero que había sabido luchar y elaborar experiencias y como un niño se abraza a esa otra madre que logró re descubrir como su medio espejo.


2 comentarios:

  1. Jo.... muy emotivo.
    Desde los escombros hasta esa otra madre salvadora.

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    Respuestas
    1. Gracias querido Toro, siempre al pie del cañón, como decimos por acá. Esta caja contigo se siente mucho menos solitaria.

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