Al leer la consigna, me surgió una mezcla de sensaciones contradictorias y seguí de largo. No podía expresar los hechos que las causaban , hasta que finalmente hoy, creo haber podido encontrar las palabras necesarias.
La cocina, como bien indica la palabra es el sitio donde "SE COCINAN, se mezclan, se unen y evaporan muchas cosas".
La cocina de mi infancia era un territorio bien delimitado por mi abuela paterna, a la cual no tenía demasiado acceso ya que siempre dependía del humor con que estuviera ella. En ese ámbito se hallaba la recordada heladera Siam, elemento que guardaría oscuros secretos seguramente -sobre todo en la bandeja de la carne-, porque tenía casi prohibido abrirla.
Cuando lograba entrar - tratando de no pisar las minas cazabobos-, miraba casi de reojo como cocinaba mi abuela. Y cuando fui teniendo un poco más de edad - digamos unos 8 o 9 años-, disfrutaba los fines de semana de levantarme más temprano que mis padres y junto a ella prepararles el desayuno, para sorprenderlos y llevárselos a la cama. Luego aprendí a preparar buñuelos de banana (que a mi abuela le salían riquísimos), bizcochuelos, mermeladas y el inigualable budín de chauchas, así como otras cosas también.
Lo bueno de todo esto, es que salí de la cocina, sin haber pisado ninguna mina y con unas cuantas recetas que hoy día hago con un seleccionado sentimiento de ternura.
En una cocina se cocina de todo.