No le importó demasiado el precio, la camisa de seda bien valía la pena, son su tersura y ese color gris perlado que tanto le gustaba. Si bien no le sobraba el dinero, consideró que era una buena compra y decidida entró en la tienda, perdón tienda no, en el local del Shoping de la avenida Santa Fe. Fue directo a una de las vendedoras, que al verla ingresar se aproximó velozmente, seguramente pensando en una comisión que le permitiera llegar a su objetivo.
Sin dar rodeos, Alejandra le señaló la prenda que lucía en el escuálido maniquie que se hallaba en la vidriera. Luego de mirarla de arriba hacia abajo, con esas miradas que parecen puñales, la vendedora le pregunta por su talle.
Trenzándose en una lucha feroz contra la imagen que proyectaba el para nada benévolo espejo, salió del probador con la frente bien alta y con total seguridad le dijo: "me la llevo".
La semana se había hecho demasiado larga o tal vez, demasiado corta.
El departamento olía a escencias que se desprendían de pequeños calderos que yacían sobre unas bonitas mesas que decoraban su living. El fuego tornaba rojizos los sillones y su resplandor concordaba con el de sus ojos.
Asomada al balcón, la ciudad parecía un hormiguero al que le habían echado agua hirviendo. El vapor se desprendía del asfalto y de los edificios sin piedad alguna, pero ella estaba a salvo, bajo los efectos del refrescante aire acondicionado.
El portero sonó insistentemente. Sergio, solo empujó la puerta del departamento que ya se encontraba entornada, llevando en su mano una botella de un cautivante vino espumante. Apoyó delicadamente la botella en la mesita ratona, justo al lado de uno de los calderos , aflojó el nudo de su corbata y arrojó su saco en el sillón tratando de recuperar el aliento.
¿Ale?...¿Aleeee?...- dijo casi murmurando...
Un sensual roce de sus pechos sobre su espalda humedecida, estremeció su cuerpo.El giró impaciente y con suma delicadeza los rozó provocándole un estertor y algún gemido sofocado, mientras el gris de la camisola se iba derritiendo en su importante amplitud, sobre la piel ansiosa de Alejandra.
Por fin la había descubierto, en sus contornos reales, en su textura de valiosas estrías, para hundirse en su boca, para recorrer su cuello con esos labios carnosos y tiernos que ella tanto amaba.
Por un segundo recuperaron su aliento entremezclado, para mirarse a los ojos y reconocerse una vez más.
Junto al saco de Sergio terminó la bella camisa de seda de Alejandra y la botella permaneció sin ser abierta
Como en una danza llegaron hasta el dormitorio, donde ya nada puede describirse pues no había un él y un ella. Sólo una caja sobre la vieja cómoda, con una nota: Feliz boda de platino mi amor!!
FE DE ERRATAS: donde dice "platino" debería decir "plata"...
jajajaja