La ciudad era como un
panal de abejas recién sacudido, se podía escuchar el zumbido ensordecedor de
las voces. Muchos vociferaban esgrimiendo vocablos repletos de hierro candentes
mientas muchos otros se preguntaron el porqué de tanto odio y ensañamiento.
En un cartel con luces de neón ,que se
encontraba en la parte superior de una casa de comidas rápidas, se podía leer: “Experimenta
la taxidermia en vida”.