Aunque la tarde fuera hermosa, ella necesitaba que por fín todos salieran a realizar sus cosas, para poder sumergirse libremente en esa soledad real, dolorosamente disimulada por los cuerpos que circulaban en su entorno familiar.
Sumergirse muy profundo, mas cerca de sí misma, de su piel reseca y engrosada por la naturaleza esquiva en bondades y que la suavidad del agua la acariciase...
Aunque la tarde fuera hermosa, ella necesitaba quedarse sola
en ese espacio relajado de espectativas ajenas, de imágenes preconcebidas.
Recordar anhelos pendientes, caricias pendientes.
Su medio siglo le decía que ya se encontraba con ella. Que tal vez había buceado muy poco para hallar el amor que necesitaba.
Su medio siglo le pesaba. Ya no lograba mantener tanto la respiración como antes. Y no había una boca cercana que con un beso suave le diera una bocanada mas de aire,
para seguir buceando amores.
Soledad de todos los días. Disfrazada de quehaceres y cansancio.
Su medio siglo ya no le reprocha tantas cosas, ahora se dedica a preguntarle..
qué y cómo hará para que ésa mirada esquiva deje de serlo,
para que esa piel que aún no ha acariciado roce con valentía la suya.
Medio siglo le muestra más de una vez, un libro escrito por ella, donde pudo elegir, pero por esas cosas, eligió mal. Y entonces trata, inútilmente, de hallar la página donde esté escrita la historia de esa gran pasión vivida, de ése gran amor perdido...esas fotos reflejo de algún momento de plenitud,
pero no la encuentra... siempre tiene la ilusión de ponerse a leer esas líneas y aunque sea refugiarse en el amor de alguna vez, de otro tiempo ¿La habrá arrancado en algún ataque de furia y no lo recuerda?, ni ella lo sabe.
De pronto recuerda que debe apurarse, que pronto llegarán aquellos que la rodean, sus hijos, y no querrán verla buceando en búsqueda de amor. Toma aire nuevamente y vuelve a sumergirse una vez más, aunque sea para sentir en su piel la sensación vacía de aquello anhelado.
Unos pocos saben interpretar su mirada, triste como el Río de la Plata. Al que hoy por hoy muy pocos consideran bello (mucha contaminación).
Y su extensión se vuelve invisible sumergida en la claridad del agua. Allí no hay inconveniente en ser invisible, ya que no hay nadie.
La puerta se abre y el bullicio la retrotrae a la cocina, simulando que sólo le preocupa que preparará de cenar, mientras en el vidrio de la ventana se refleja la imagen de su mirada tan triste como el Río de la Plata.
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Tus palabras y tu música me han envenenado más palabras y más música como antídoto
ResponderEliminar"Unos pocos saben interpretar su mirada, triste como el Río de la Plata. Al que hoy por hoy muy pocos consideran bello (mucha contaminación)"
ResponderEliminarEsa mirada tiene que ser bella, el río de la plata está contaminado es verdad, pero se ve muy bonito. Sucede lo mismo con las personas, eso que las ha contaminado en ocasiones consigue transformarlas en bellezas realmente profundas.
Un abrazo sin serruchos =P
(ayer leí tu comentario de los celos en el programa, casi muero cuando tuve que decir lo de "la mas larga" ajjajajajjaaj!)